Después de casi 4 meses de silencio
total vuelvo para compartir una receta facilona y de las que se
elaboran una y otra vez porque no te cansas de ella. Y es para quien
quiera pero yo se la dedico especialmente a las embarazadas. ¿Te
preguntas por qué? Porque yo lo estoy (de ahí mi larga larga
lar-guí-si-ma ausencia) y porque esta bebida es un remedio casero
para las náuseas tan horrendas y frustrantes que vivimos muchas
mujeres durante los primeros meses -algunas más tiempo- del
embarazo. ¡Servidora mismo!
Este no es el lugar para compartir los
detalles de los síntomas propios del embarazo que he venido viviendo
y sufriendo desde Año Nuevo en adelante. Gracias doy de que ya me
encuentro mejor, tengo ganas de cocinar, comer, leer, salir... ¡Lo
que se entiende como vida normal y rutinaria, vamos! Todo eso que aún
siendo de lo más normal, parece un esfuerzo titánico cuando tu
cuerpo está en un torbellino de cambios y anque estás feliz y
contenta no puedes demostrarlo porque “el cuerpo no acompaña”.
Por cierto: se aceptan felicitaciones.
¡Jaja!
Es sabido popularmente que el jengibre
calma fácil y rápido las náuseas y las ganas de vomitar. Podemos
tomar: jengibre confitado, encurtido, en galletas, mermelada...
¿Mermelada? Sí, sí... Mermelada de jengibre que es british a tope y
deliciosa -si te gusta el picorcito y el frescor propios de esta
raíz.
Y como -para colmo- durante el embarazo
hay alimentos y bebidas recomendados/no recomendados (sobre todo de
estos últimos, algunos incluso vetados) se complica la tarea de
comer cuando estás inapetente y caprichosa. Porque... Seamos
sinceros... Los refrescos gaseosos y las bebidas carbonatadas en
general no le van bien a nadie pero a las embarazadas menos, que
somos como globos y no sólo por la forma de la tripa, también
porque nos cargamos de aire. ¡Ejem ejem! :D
De ahí que yo apueste por una bebida
fresca y a la vez “terapéutica” sin gas, hecha en casa, que
agrada al paladar y que calma las náuseas antes de que puedas contar
hasta diez. Vamos allá de una vez.
Limonada de jengibre
Para 2 litros:
1, 5 litros de agua mineral + 250 ml
más
¾ taza de azúcar blanquilla
Entre 5 y 7 cm de jengibre fresco
250 ml de zumo de limón recién
exprimido (4-6 limones, dependiendo el tamaño)
1. Preparar la mise en place:
exprimidor, colador, jarra de cristal, tazas medidoras estándar,
cuchillo, tabla de picar, cazo de acero, etc.
2. Pelar el jengibre y trocearlo en
láminas finas. Cortar las láminas en tiras y éstas a su vez en
pequeños cuadrados de 2-3 milímetros.
3. En un cazo poner el azúcar, los 250
ml de agua separados y el jengibre troceado. Calentar a fuego
medio-alto hasta que comience a borbotear. En ese momento bajar el
fuego un poco y dejar hervir durante 5 minutos para que el azúcar se
disuelva, el jengibre suelte su sabor y obtengamos un jarabe.
4. Pasados los 5 minutos apartar del
fuego y dejar reposar entre 15 y 30 minutos para que enfríe.
5. Exprimir, colar y medir el zumo de
limón y pasarlo a la jarra de cristal junto con el litro y medio de
agua.
6. Refrigerar. Agregar el jarabe de
azúcar y jengibre (con todos los trozos) a la jarra y refrigerar de
nuevo hasta el momento adecuado para degustarla bien fresca. De un día para otro está mejor.
¡Salud!
Se conserva perfectamente en la nevera
durante varios días pero que dure tanto tiempo es todo un reto. En
el caso de que no te gusten los “tropezones” puedes colarla
cuando la sirvas. Personalmente los adoro, son como una golosina
picante y muy refrescante. Y aunque no seas fan del jengibre como
especia, es probable que esta bebida te agrade.
Esta receta es una adaptación de la
que encontré el verano pasado en L&LO. Mi versión tiene
menos azúcar y más zumo. Menos dulce y calórica. Este es un blog
que sigo desde que en primavera de 2012 comprara mi heladora y
buscara como loca recetas para copiar el famoso helado con menta y
trozos de chocolate de una marca popular. Así que si no lo conoces,
te recomiendo que de vez en cuando lo visites si controlas de inglés
porque muchas de sus recetas son joyitas. O al menos para que te
deleites con sus fotos.
Y si no usas, no conoces o no tienes
las tazas de medidas estándar (poco frecuente a estas alturas) que
sepas que puedes conseguirlas baratas y prácticas en tiendas
especializadas o para nada especializadas como Tiger. Facilitan mucho
la tarea con algunas recetas que no están en ml o gramos. No son un
gasto sino una inversión y económica.
Hasta la próxima.